Y nada. Y bueno.
Qué la gente con la edad se va poniendo fea, más chica y mañosa. Qué se ponen sentimentales. Que recuerdan tiempos de gloria y tratan de ahogar en tardes eternas y melancólicas los momentos rabiosos, tiempos ingratos y dolorosos.
¿Y que haces con 23?. Se abre el mundo, y no conoces nada de él. Se abre el juego y apenas viste como otros jugaban. Y generalmente jugaban mal, y perdían...y se iban a casa sin un mango.

Cuanto me gustaba oírla, contar historias familiares, de todos los tipos; anécdotas del pueblo, como la del señor que era tan gordo, que al momento de enterrarlo no hubo manera de meterlo al cajón.
O la del tío que asustaba a sus hijos, a quienes supuestamente si se seguían portando mal, se les aparecería un temible ser, mitad hombre mitad oveja, y se los llevaría consigo. Un día, estos enanos se portaron tan mal, que no encontró nada mejor que mandarlos a buscar algo al Pajar...cerro arriba...los esperó, se colocó encima unas pieles de oveja, y los salió correteando. Se portaron como angelitos durante un tiempo.Jajaja...claro, a los años estos niños, ya de grandes, supieron la verdad.
Las historias de pájaros extraños que compañaban a familiares, de tesoros perdidos o escondidos por piratas en la bahía, o de mi viejo cuando chico, quien decía que se había quebrado una pierna, para que las hermanas lo llevaran a caballo cerro abajo. Jajaja...
Los 24 de Junio, eran todo un ritual. Se contaban una y otra vez experiencias con las papas bajo la cama, el espejo, el lavatorio y las velas...del tìo que en ellas vió la muerte del puerto de Matanzas;de la higuera, la guitarra y las 12 de la noche...en fin.
Hoy la Mamá tiene como 94 años. Hace meses que no la veía. Me manejo al filo...la podría perder en cualquier minuto, y el muy tarado acá..ocupándose de esta vida de responsabilidades y futuro...de esta vida de trabajo y títulos...
Cada vez que mi viejo la va a ver, pregunta por mì y llora, le manda besos y abrazos...10 millones de oraciones y bendiciones...a pesar de no verme, de tener 94 años, 5 hijos, 13 nietos, 9 bisnietos...se acuerda de mí...con esa lucidez que pareciése eterna,pero que de a poco se apaga.
Hoy la ví, me miró y sonrió. Me reconoció de inmediato, la besé, y una lagrima corrió por su carita, sus manos arrugadas tomaron las mías, y la volví a sentir, como hace tanto tiempo. Recordé al Tata Juan, que cada tarde iba a buscar a los animales al cerro, al atardecer, y luego del té para que no le diera "aire", prendía un cigarrillo.
Saludos!
PS: Perdónen la demora.