30.1.11

Resúmen FindeSemanal.



Ayer sábado fué un día lento y sin mayores distracciones. (suena a lo mismo de siempre no?)

Claro, de la universidad a casa. Y de casa...a ninguna parte. Hacía un frío tremendo y nada. Me quedé en casa.

¿Para que mentir?. La verdad es que tampoco tenía muchos y variados panoramas. Un par(una sóla, pero decir un par suena bien) de invitaciones a tomar una caña, luego otras(quítale la "s" final)a comer algo...pero no.

Ayer no. No sé que pasa conmigo. Hoy tampoco. Bueno, quizás si.

Me quedé en casa, aproveché la herramienta diabólica llamada MSN para conversar con alguien muy interesante. Necesitaba hablar con alguien. De lo que fuera. Pero tampoco quería ser imprudente y aburrir con mis tonterías. Perdón si así fué. Agradezco tu paciencia.

Luego, mi amiga Natalia, me dice que AHORA si quiere ver "Los Hombres que no amaban a las mujeres", la película. Claro yo la ví( y leí la Saga Millenium de Stieg Larsson), pero ella quiere que la veamos juntos.

Importante aclaración: Mi amiga Natalia está en Chile, yo en España...habría que verla Online y
sincronizar.

Nada...me fuí a la cama y un dolor me mató. La garganta me tiene mal. No pude dormir. No puedo pensar!.

Como no dormí, hoy desperté muy tarde...y luego me volvía a dormir. Parecía sedado. Así...una y otra vez. Tomé frenadol, miel y limón...no hay caso.

Bueno. Algo interesante de ayer, es que noté es que tengo ganas de conocer gente.

Eso...y ahí me quedo. Jajajaja.

Mientras intento estudiar, miro el msn y tengo ganas de hablarle a alguien. Pero no me atrevo. No quiero molestar. Mejor, hago como que sigo estudiando.

Bueno, escucho a The Sundays. Me recuerda mucho a Cocteau Twins...ahí va...



¿Qué más?. Extraño la piscina. 4 días sin ir al agua, me tiene mal. Quizás por eso me enfermé. Eso debe ser.

Extraño algo más.


Saludos.

Sota / Muriendo.

Ps:¿ Exceso de Link's?

28.1.11

Ven...

Ven y quítame el puto cigarrillo de las manos.




Sota / Juanma

27.1.11

2.- Festina.


Un fuerte estruendo lo despertó. Lentamente abrió los ojos y sintió como su cerebro luchaba con las paredes del cráneo por salir.

Estiró su mano derecha y comenzó a tantear la mesa de noche para encontrar su viejo Festina. Era un regalo de su madre, lo único que atesoraba de su perdida infancia. En la búsqueda, un vaso y un cenicero lleno de cigarrillos consumidos cayeron al piso. Donde se reunían con ropa interior sin lavar y otras colillas y envases vacíos.

-Esto no puede seguir así - se dijo una vez más, pero recordando amargamente cuantas veces escuchó de su boca aquella frase una mañana de domingo.

Movió las tapas de su cama, y caminó descalzo por la habitación a oscuras. Se acercó hacia donde intuía que se encontraba la ventana, deslizó la cortina, que con un chirrido agudo se movió hacia la izquierda. De pronto, la luz de sol ingresó con fuerza. Eran las 15 horas. Eso decía el Festina.

Al voltear la cabeza, pudo ver el asco en el que se había transformado su habitación. Una imagen a escala de lo que él había hecho con su vida. Humo, muchas porquerías y nada realmente importante que conservar. Claro, excepto el Festina y un par de libros.

Caminó hacia el baño, y se percató de que aún existía un espejo, donde sólo un poco de sol le permitió mirarse en él. Se sorprendió al ver que bajo sus ojos, hoy había una sombra y en su pelo una cana. Una puta y jodida cana. La barba crecía libre y salvaje como la selva en las montañas del Perú. Necesitaba afeitarse.

En su mente, siempre sintió que necesitaba estar presentable para algo. Algo que no sabía explicar. Una situación o un personaje importante con el cuál algún día se cruzaría y no quería ahuyentar con una apariencia desaseada. La verdad es que hacía ya dos semanas que no salía de aquel viejo piso y no se interesaba por ver a nadie. Claro, nadie se interesó en verlo tampoco. Lo mismo daba.

Es domingo y todo está cerrado. Tampoco puede pagar la cuenta de la luz, ni tampoco comida. Cigarrillos. Eso no puede faltar.

Tomó el abrigo y cerró la puerta tras de sí.

Al volver, notó que las escaleras hacían mucho ruido y había un par que debería cambiar. Abrió la puerta de casa, dejó el abrigo sobre un alto de revistas y se dejó caer en el descocido sofá. Encendió un cigarrillo y acercó una botella llena de agua.

-Que mal huele aquí- dijo arrugando un poco la cara e incorporándose para abrir la ventana ya rota.

Al volver al sofá, recordó mentalmente las cosas que debía hacer durante el día. Limpiar el puto piso del salón, limpiar y recoger toda la mierda de la habitación, lavar los platos y deshacerse de la loza que ya no servía, botar las toneladas de basura que de seguro recolectaría y planificar el día lunes. Claro, luego de semanas en aislamiento autoimpuesto, era necesario pensar en como afrontar un nuevo lunes. Aún quedaban cosas por hacer. Ir a retirar dinero del banco, aún quedaba un poco de la herencia dejada por su madre. Debía pagar la luz, comprar una ventana para el vidrio del salón y quizás algún juguete nuevo.

Al apagar el cuarto cigarrillo, notó que el sol se había retirado y la noche cubría nuevamente con su manto el edificio. Se levantó y comenzó a limpiar el lugar a la luz de las velas.

Era como si esperara a alguien. A alguien que nunca llegaría. En realidad, era una forma de engañarse. De creer que ese domingo, sería un nuevo comienzo. Una nueva oportunidad.


Sota.-

24.1.11

Tú.



La Soledad nunca es mala compañía. Es la amante fiel y testaruda. Que cada cuanto abandonamos para centrarnos en relaciones que nos absorven y nos hacen disfrutar de situaciones que con ella no podemos vivir.

Pero cada tanto volvemos a buscarla y siempre está en la misma silla, en ese mismo rincón, con el mismo vestido y arreglándose para tí.

Quizás hay algo más para mí. Quizás no. 50 y 50.

No sé que será de mí. Ya no temo que me vean con ella de la mano. A veces pienso que sólo ella me ha sido incondicional...que sólo ella me entiende y siempre ha estado ahí para mí.

Hoy está aquí, porque yo la elegí. Porque la quiero conmigo. Pero no dejo de sentirme culpable. No se lo merece. ¿Yo sí?.

Es la que por las noches y mientras duermo me mira en la oscuridad y me acaricia el pelo. Es la que me toma de la mano para salir de paseo y observar a desconocidos en las cafeterías, buses, bares y plazas. Es ella la que sólo tiene ojos para mí.

No puedo prometerte amor eterno, no puedo prometer que siempre estaré contigo. Ni siquiera sé que haré mañana ni el próximo año.

Pero gracias por estar.



Sota/Con frío.