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Pensé que podrías ser tú.

Pero no.

Pensé en caminar todos los días a encontrarte, quizás bajo la lluvia, quizás bajo el sol.

Pero no.

Pensé en salir corriendo de tu mano, a disfrutar de un parque, o una tarde de domingo.

Pero no fue así.

Y dolió(duele) darse cuenta de que no todo es como queremos, porque quise saltar al vacío y caer suave en tu vientre. Y salté.

Y al caer escuché Gond Endir, y seguí con los ojos cerrados... y era tu canto que mataba demonios en mi cabeza. Y era tu canto que guiaba mi descenso.

Y seguí confiado, e hipnotizado por tu canto y tu imagen luminosa.

No estabas tendida y flotando sobre el rocío...

Caí y no desperté más.







Saludos.