26.4.06

El Hombrecito


El Hombrecito

El oscuro manto cerróse sobre las rocas oxidadas y el verde pastizal, los hombres volvían a casa luego de una ardua labor. De manos partidas y harapos empolvados marchaban por estrechos senderos ocultos entre la maleza. Junto a ellos, un peludo ladrido que agita su lengua como presintiendo el pronto retorno a casa, donde espera recibir un cálido plato de sobras como premio a la labor realizada durante la dura jornada.

El tiempo en esta época es traicionero, habían llegado noticias sobre una gran tormenta que arreció la región, días y días el cielo lloro desconsoladamente su dolor, y por lo que podía ver en el cielo, las cosas no había mejorado, por lo que el pobre hombre apuro el tranco ansiando llegar pronto a cobijarse bajo la seguridad de cuatro palos alzados al cielo como altar de plegarias para que el "de arriba" se acuerde de ellos y su miseria. "Mis niños, mis pobres críos..."...no basta con el pobre bocado, gente llena de sueños que en su interior saben que no podrán cumplir, sus hijos están condenados a seguir con el cauce natural de las cosas...sembrar, regar, cosechar...vender y con los escasos recursos obtenidos comprar provisiones para el duro invierno.

Hace frío, el viento húmedo comienza a golpear su poncho, el cual danza abrazado al helado viento..."agua ardiente!!"...que mejor para el frío que azota su morena piel. A lo lejos, escuchó un bello canto, en su alma apretujada por la soledad se encendía un pequeño resplandor, sabía que estaba cerca de casa...a lo lejos, sobre una montaña y bajo el arrebol, los caballos lo recibían corriendo en circulos y relinchando desenfrenadamente, como rogando que se apurará.
"¿estarán en casa?...me esperarán?...como estarán los críos?, ojalá estén bien, sequitos y sanos, de seguro, este invierno será mejor...tengo más platita que otros años...si!...una bicicleta para los chiquillos, un vestido para la vieja...se verá tan linda...añoro tanto sus besos...añoro tanto las sonrisas de los chicos..."...

Ha pasado un mes lejos de casa, cuidando los animales y llevándolos a disfrutar de los manjares que puedan encontrar en los verdes valles escondidos entre montañas, vuelve con los bolsillos y el corazón llenos, le ha ido bien en la venta y ansiaba regalonear nuevamente a sus niños antes de volver a partir, pero ¿habrá alguien en casa para recibirlo?, nervioso sin saber que ha de encontrar en casa, ojalá a su adorada mujer y sus pequeños hijos. Emocionado recuerda haberlos visto correr la última vez con sus caritas sucias a recibirlo, mientras lloraban y reían felices por el regreso de su papá...¿entenderán tan pequeños lo que hace?, entenderán el dolor que hay en su corazón por tener que dejarlos solos, no compartir con ellos ni verlos crecer?...¿perdonarán alguna vez el ser pobres y condenarlos a una vida de pobreza?..."que más quisiera yo que sacarlos de esta basura, mandarlos lejos, que más quisiera yo que nunca hubiesen sido mis hijos...que hubiesen nacido en una familia rica para no pasar este tipo de penurias...pero lo son"...y lo eran...y eran los regalos más preciados, el tesoro más bello que podía haber encontrado en una tierra seca y pobre. Acortó camino por el borde del río, entre piedras y observado por la luna que luchaba por salir entre las negras nubes que se retiraban. Se detuvo un segundo a contemplarla y notó que no era la misma luna que un día lo había visto partir.

Corrió y corrió, su perro se había adelantado un trecho y lo esperaba para seguir. Luego, un ruido de motor se acercaba cada vez más, y sobre su cabeza un extraño objeto pasó volándole el sombrero...cuando alzó la cabeza notó que un helicóptero se dirigía al pueblo. Algo no andaba bien...corrió y corrió, como si hubiese visto al mismísimo coludo, al doblar la cuesta, podía divisar el pueblo, lleno de luces que cambiaban de color...tembló, el miedo se apoderó de él, sus ojos se inundaron de tibias lágrimas...que rodaron por su duro rostro, siguió corriendo, el viento se encargaría de secarlas. Al entrar al pueblo, lo vio más vacío que nunca, nadie andaba como de costumbre...miro sus pies...y notó que estaban mojados, sus pantalones empapados...todo era una gran posa..."¿que habrá pasado?"...

Doblo por un costado de la pequeña iglesia, ni siquiera notó que la animita donde solía detenerse estaba destruida...siguió su carrera...y al portón de casa vio una luz encendida...su corazón se tranquilizó...miró a su alrededor y noto todo devastado...no era su casa...que habría pasado...no habían paredes, solo dos seguían en pie...apretó sus manos, secóse el rostro y se dispuso a entrar.

La puerta se abrió antes que el hombre lo hiciera...y a su encuentro salió otro hombre, no eran sus hijos ni su mujer...lo miró detenidamente y en silencio...el oficial se paro frente a él, lo miró con ojos tristes...el corazón de nuestro amigo estalló...sus ojos estallaron... El desconocido solo dijo..." lo siento...lo llevaremos hasta el cuartel"... El hombre lloró desconsoladamente...sus rodillas se quebraron y cayó al suelo. Nadie había en casa, nada quedaba de lo que el había dejado, todo terminó. Camino al cuartel no pronunció palabra alguna, el oficial hablaba y hablaba, pero el hombre no oía nada de lo que este decía...no podía creerlo.

Encendió un cigarrillo, y al entrar al lugar, vio tres cuerpecitos cubiertos por un mantel blanco...y junto a ellos...el más pequeño de los niños dormía abrazado a su madre, la cual yacía sin vida. Sus hijos y su amada esposa...habían muerto de frío. El río le había robado su casa, a su esposa, dos de sus hijos... su vida entera...solo le dejaba un niño...el hombre destrozado, se acercó, lo tomo en brazos y contemplo como dormía, besó su frentecita... ya habría tiempo para llorar.

FIN

Escrito por mí, para quien lo quiera!.

Adeux!

3 comentarios:

Anónimo dijo...

medio pena la wea ke escribiste waso maraco...

Muy lindo te felicito...

Si vas a leer, pasa las llaves. dijo...

Más allá si es emotivo, elocuente, decoroso, etc, etc...

"Somos tristes con vocacion de alegres"

Si vas a leer, pasa las llaves. dijo...

Tenés una fijacion con los cigarrillos*

Y cómo no, si con esta neo Ley he vuelto a fumar*