5.6.08

Recuerdo.

Recuerdo.

(Mientras lees, escucha)

Recuerdo que antes sólo existía el Papa Juan. Con su figura alta y delgada.

Cada vez que me veía me tomaba en sus brazos, alguna vez me subió a su caballo, algunas veces caí.

Recuerdo que era bello, su pelo blanco y ojos celestes. su voz temblorosa, de mirada firme, pero amable.

Recuerdo que cada tarde, y luego de tomar el té, el Papá salía de casa, tomaba su caballo o partía a pie; pero antes de subir el cerro prendía un cigarrillo, y el humo jugaba con el feroz viento.

Cuando murió, no me quisieron contar, pero lo supe igual. Estábamos en Rapel, y pasaron a buscarnos para llevarme a Matanzas. Sentí unas ganas enormes de despedirme de él, de correr y ver donde estaría el Papá, donde descansaría, para donde se iba. Que pasaba con el.

Era muy niño, y no me dejaron. Me dolió el alma. Siempre dije que lo iría a ver.

Hoy, lo extraño más que nunca, aunque yo halla sido un niño muy pequeño, pero siento que de una u otra forma, estábamos conectados. Siempre vive en mi mente, en mi recuerdo, aunque se haya ido cuando yo tenía 4 o 5 años. Siempre sentí su amor...hasta el día de hoy siento que me mira desde lo alto.

Cuantas ganas tengo de pedirte perdón viejo, cuantas ganas tengo de correr a abrazarte. Quiero encontrarte en la niebla, quiero que me montes en tu caballo y me lleves a buscar las ovejas. Quiero que me cubras con tu brazo del frío, quiero ver tu sombrero negro otra vez, tus manos arrugadas, sentir tu voz temblorosa, y ver esos ojos celestes brillar fuerte otra vez.

Muchas veces miro al cielo y te veo en las nubes, muchas veces miro al cielo y veo tus ojos en el.

Siento que me miras y que nunca me sacas los ojos de encima, siento que aún me cubres y me proteges.

Perdóname viejo, por olvidarme de tantas veces. Por dejar de buscarte en el firmamento, como antes, cuando estaba mal. Como antes cuando sentía la destrucción en mi. Como siempre...y cada vez que te busqué y te encontré.

Perdóname viejo...perdóname, porque ahora te busco y no te encuentro...porque ahora te necesito y te quiero abrazar.

Perdóname.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

El tiempo no se pasa en vano.
Por más que duelan los recuerdos, son y serán solo eso: recuerdos.
Vale la pena atesorarlos, vale la pena juntarlos, pero no se si lo valga tanto usarlos como sal para las heridas y quedarse llorando por siempre por lo que se fue y no vuelve. De esos recuerdos hay que sacar la fuerza para crear otros mejores, por que la vida, al final y solo al final, te da una segunda oportunidad...

Sota dijo...

Esa es la diferencia.

Para mí es sangre, para mí no es pasado.

Para mí es la luz, el guía, el Dios. Para mí atesorar el pasado es enterrarlo...en cambio, a él prefiero vivirlo, lo sientes, lo respiras.

No es la sal que cae sobre heridas, sino es el aguardiente que quema el pecho, y que mueve ejercitos.

Saludos!

Ps: Gracias por el post. Pero es bueno dar nombres o pàginas o mails.

:)

Sol_evelita dijo...

Pucha te queria dejar una canción... pero no se puede :(
...
Tus palabras expresan demasiadas cosas que siento... pero no solo por un papá Juan que también tuve... sino que dos y dos mamás que son lo más bello que tengo en el cielo, junto a mi angelito.
Ellos son pilares, son luz que iluminan mi vida y me dan fuerza para seguir adelante, porque aunque lamentablemente no los pueda tocar con mis manos, si los toco con mi corazón.

Besitos

Anónimo dijo...

muy

lindas tus palabritas...

los recuerdos...son como tal..
y por lo mismo...
dejarlos bien guardaditos...
es bkn ja
tan solo esop...
cariños

::yenita...de talk::